¡¡In, inde, independenci...a!!

Algunxs están liadxs con lo de la independencia catalana y otras, como yo, liadas con la independencia de su casa. Para poneros en lugar hace siete años me independicé de mis padres, ahora me he independizado de compañerxs de piso. 

Creo que son dos de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y, si hubiera sabido hacerlo mejor, lo habría hecho antes. Pero todas las experiencias pasan por algo y para aprender de ello.

En mi caso, compartiendo piso tanto con conocidos y no conocidos, en tres pisos y barrios distintos, he aprendido muchas cosas; 

a respetar y ver cómo otros no respetan -o sí, en parte-, 

a que las personas tienen más problemas y menos amigos -de verdad- de los que aparentan,

a corroborar mi capacidad de adaptación al medio,

a que me cuesta costaba decir lo que no me parece bien, 

a averiguar hasta dónde llegan los límites de mi paciencia y que tengo mucha, 

a que no conoces cómo es una persona hasta que convives con ella, 

a saber qué necesitas en tu habitación/casa y qué no necesitas, 

a conocer cuál es tu orden de las cosas y cuál puede llegar a ser el orden o desorden de otros, 

a socializar y darte cuenta que, en mi caso -al menos en casa-, no es lo tuyo,

a cocinar,

a acostumbrarte a ruidos inhóspitos a horas indeseadas,

a normalizar ver gente desnuda,

a amar a los perros y gatos pero confirmar que sigues teniendo pánico a según qué razas,

a que puedes disfrutar y aborrecer la compañía a partes iguales,

a valorar y exprimir los momentos de soledad y darte cuenta que no son tan malos como te han hecho creer siempre.

En fin, a conocerte mejor para que cuando vivas sola -o en pareja- sepas lo que quieres, lo que no quieres y a lo que estás dispuesta a negociar.

Muy sinceramente recomiendo la experiencia de compartir piso antes de vivir solx o en pareja.

Y ahora tengo mis plantas, las cosas a mi manera, una hámster... que no molestan a nadie ni son un problema y mi espacio -aunque solo sean unos 40m2- que vale oro.